Mar Menor, aguas en peligro

 Mar Menor, aguas en peligro

En las costas del sureste español, entre la región de Murcia y la península ibérica, yace un tesoro natural conocido como el Mar Menor. La historia de este mar interior se inunda de misterio y maravillas que se tejen entre sus aguas tranquilas y sus orillas salpicadas de pueblos pesqueros pintorescos.

En las primeras horas del amanecer, cuando el sol tiñe el cielo de tonos dorados y la brisa acaricia la línea costera, el Mar Menor revela su encanto. Sus aguas poco profundas se extienden como un espejo gigante, reflejando la serenidad que ha sido testigo de siglos de historias y cambios.

Los habitantes locales, pescadores que han heredado sus artes de generación en generación, lanzan sus redes con destreza, recordando un tiempo en que el Mar Menor no era sólo un sustento, sino un testigo silencioso de tradiciones arraigadas.

Sin embargo, detrás de esta aparente calma, se esconde una narrativa de lucha y preocupación. Las aguas del Mar Menor, en algún momento un paraíso de biodiversidad, han experimentado tensiones ambientales significativas. La presión humana, la urbanización y los cambios en los patrones climáticos han dejado su huella en este ecosistema frágil.

Es en esta encrucijada entre la rica historia de las comunidades costeras y las preocupaciones contemporáneas por la preservación ambiental que la historia del Mar Menor cobra vida. Es un cuento de la relación intrincada entre el hombre y la naturaleza, entre la sostenibilidad ancestral y los desafíos modernos. En las olas que acarician la costa y los reflejos dorados del atardecer, se entreteje un relato cautivador que invita a reflexionar sobre la fragilidad de nuestros entornos naturales y el papel crucial que desempeñamos en su preservación.

En las enigmáticas intersecciones entre la tierra y el mar, donde la brisa salada se entrelaza con la diversidad terrestre, emergen joyas naturales que capturan la esencia misma de la transición entre dos mundos. Estas son las lagunas costeras, ecosistemas fascinantes que dan vida a la delicada danza entre agua dulce y salada. El Mar Menor, es un claro ejemplo de cómo aventurarnos a explorar la riqueza de estas lagunas, donde la biodiversidad florece, y donde los secretos de la adaptación y la interconexión entre el hombre y la naturaleza se revelan en cada rincón. Un viaje hacia las lagunas costeras es un viaje hacia la convivencia entre la tierra y el mar, donde la belleza natural se encuentra en su máxima expresión. Las lagunas costeras son ecosistemas altamente singulares, pero que pueden encontrarse en todo el mundo, ocupando el 13% de la línea de costa (Barnes, 1980; Nixon, 1982). Entre sus características se encuentran el ser someras y el mantener una estrecha interacción con los ecosistemas terrestres y marinos, pero interponiendo restricciones a los flujos de agua y organismos impuestas por su aislamiento relativo respecto al mar abierto costero. Dichas características hacen que estos ecosistemas presenten intensas variaciones en sus variables ambientales en distancias muy cortas, lo que se traduce en gradientes intensos con una gran capacidad para generar flujos de energía elevados. Esto hace que las lagunas costeras se encuentren entre los ecosistemas más productivos del planeta (Nixon, 1982; Alongi, 1998).

Sin embargo, la preservación de la laguna salada más conocida de nuestro país, nuestro Mar Menor no se encuentra en su mejor momento, que ha sido testigo de cómo el ser humano ha antepuesto el interés económico de unos pocos antes que cuidar un maravilloso entorno del que todos disfrutamos.

El Mar Menor y su estado es uno de los temas más candentes en nuestra tierra y que más noticias acapara en nuestros medios, pero, ¿realmente qué le pasa a nuestra laguna?

El Mar Menor ha enfrentado diversos desafíos ambientales y ecológicos. Uno de los problemas más significativos ha sido la proliferación de algas y la pérdida de calidad del agua, que se ha asociado con factores como la agricultura intensiva, la urbanización y cambios en los patrones climáticos.

El exceso de nutrientes en el agua, principalmente nitrógeno y fósforo provenientes de la agricultura y otras fuentes, ha favorecido el crecimiento descontrolado de algas, creando fenómenos como las “mareas verdes”. Estas proliferaciones han tenido impactos negativos en la calidad del agua, la biodiversidad y la pesca en la zona.

Este es el principal problema pero no el único, puesto que históricamente son varias las razones las que han provocado que la calidad del entorno llegue hasta el punto que se encuentra en estos últimos años:

En primer lugar, la actividad minera ha dejado una impronta duradera en la zona, especialmente en La Unión y las sierras cercanas al Mar Menor.

A lo largo de los siglos, los residuos mineros arrojados sobre las ramblas que desembocan en el Mar Menor han dejado una marca indeleble en el ecosistema, afectando la calidad del agua y sedimentando en el lecho marino. Los metales pesados y metaloides pueden ser tóxicos en altas concentraciones y pueden afectar a los organismos acuáticos, así como a la salud humana (Nor, 1987; Timmermans, 1992; Silva et al., 2000; Kumar Das et al., 2008, Muñoz-Vera et al., 2015). Además, las precipitaciones y la escorrentía originada durante eventos extremos, así como la acción eólica han permitido el transporte de partículas y contaminantes disueltos o en suspensión de zonas mineras hacia la llanura del Campo de Cartagena, el Mar Menor y el Mar Mediterráneo (Tsakovski et al., 2012.; Marin-Guirao et al., 2007).

El desarrollo urbano desmesurado, con un enfoque particular en La Manga, ha exacerbado el problema. Este crecimiento acelerado ha llevado a un aumento significativo de desechos y vertidos que afectan directamente a las aguas de la albufera. “Durante estas décadas este lugar ha sufrido una serie de transformaciones provocadas por un deterioro medioambiental que ha generado la desaparición de dunas y playas naturales, la desecación de lagunas, (...) la eliminación de valores paisajísticos y la pérdida de biodiversidad o incluso la alteración de las condiciones ambientales originales del Mar Menor, como la salinidad" (Nortes, 2019.)

 

 La navegación y sus infraestructuras también han contribuido de manera directa a la situación actual. La creación de once puertos deportivos en La Manga durante la década de los setenta resultó en el ensanchamiento de la “Gola del Estacio”, el canal que conecta la laguna con el Mediterráneo. Este cambio provocó una alteración en el flujo de agua, pasando de 1 metro cúbico a 75 metros cúbicos, lo que generó un aumento significativo en la salinidad y afectó el ecosistema único del Mar Menor.

Gola del Estacio, La Manga

Aunque algunas de estas prácticas pueden parecer relegadas al pasado, las actividades ganaderas y agrícolas, especialmente esta última, continúan siendo un foco importante de preocupación. Científicos y expertos han demostrado de manera concluyente que ciertas conductas asociadas con la agricultura están contribuyendo de manera significativa a la situación actual de la albufera de Murcia. La necesidad de abordar estas cuestiones se vuelve imperativa para garantizar la sostenibilidad y la preservación a largo plazo de este valioso ecosistema.

Todas estas malas actitudes sobre este ecosistema tan particular desde tantos años atrás han provocado evidentes cambios que se hacen visibles en la calidad de estas playas como se puede observar en el siguiente imagen extraída de un time-lapse desde 1984 ofrecido por Google Earth:

 

  Mar Menor en 1984(Izquierda) y Mar Menor en 2020(Derecha)

Como se observa en la imagen, el mar ha ido evolucionando hacia un tono más verdoso, esto se debe a la introducción en el agua de sustancias artificiales, en su mayoría nitratos y fosfatos de origen inorgánicos, este suceso se conoce como “eutrofización”, y para conocer más sobre él, Arantxa García, licenciada en ingeniería química por la UPCT explica el peligro de el contacto de estas sustancias con el medio natural: “La eutrofización es un proceso químico que suele ser responsable de que se contaminen lagos y embalses, el Mar Menor no iba a ser una excepción. La eutrofización comienza cuando estas sustancias químicas entran en contacto con el mar y provoca la proliferación de algas y plantas marinas, lo que afecta negativamente a la calidad del agua al agotar el oxígeno disponible en la vida marina.

Arantxa García en el laboratorio

Organización que defienden este tesoro natural como puede ser “SOS Mar Menor”, nos han contado cuál es el estado de las aguas en estos momentos con la consecuencia del vertido estos nitratos y fosfatos:

 

 Aunque en muchas zonas, el agua del Mar Menor está transparente, no significa que la laguna no esté afectada por la cantidad de nutrientes (principalmente nitratos, provenientes de la agricultura intensiva de su entorno) que siguen entrando en la laguna.

Estos nutrientes contribuyen al desarrollo de grandes cantidades de algas filamentosas (Chaetomorpha linum, entre otras) que han crecido sobre las praderas de la fanerógama Cymodocea nodosa y el alga Caulerpa prolifera. Muchas de estas algas filamentosas son arrojadas a las orillas por las corrientes, por lo que brigadas de agentes medioambientales siguen recogiendo a estas alturas del otoño montañas de estos vegetales marinos, que en muchos casos contribuyen al enfangamiento de las playas.

La entrada de sustancias impropias del entorno natural provocan efectos devastadores sobre todo para las especies autóctonas del Mar Menor. A continuación se presenta un gráfico que expone los últimos estudios realizados por el Instituto Español de Oceanografía donde se evaluó la calidad de vida de las praderas marinas antes de los episodios de mortandad (2014), 2016 cuando se dió la primera anoxia y 2018 en una etapa de recuperación antes de la segunda anoxia:

Datos: IOE, elaboración propia

En la imagen se visualizan de forma generalizada, las especies más predominantes Las praderas del alga Caulerpa prolifera cubren el fondo de la laguna y se encuentran en expansión, desplazando a la fanerógama Cymodocea nodosa. En las zonas menos profundas y más resguardadas aparecen también praderas de Ruppia cirrhosa (Blázquez et al., 2006).

 

  En la imagen se muestra una comunidad de Cymodocea nodosa en el mismo lugar con dos años de diferencia tras la primera anoxia. Belando et al (2019)/IEO

En reportajes anteriores hemos tratado en más profundidad los tres graves episodios de anoxia que ha vivido la laguna pero cabe recordar que la mortandad en el Mar Menor es una tragedia que ha llegado a producirse por una combinación de factores, siendo la eutrofización el protagonista central de esta trágica narrativa.

La eutrofización, alimentada principalmente por la llegada de nutrientes agrícolas, ha desencadenado un crecimiento descontrolado de algas en las aguas del Mar Menor. Estas algas, en su ciclo de vida, agotan el oxígeno cuando mueren y se descomponen, creando zonas en el mar con bajos niveles de oxígeno, conocidas como zonas muertas. Este fenómeno ha resultado en la muerte masiva de peces y otros organismos marinos, alterando irreversiblemente el equilibrio del ecosistema.

Las consecuencias de la mortandad son visibles en múltiples aspectos. La transparencia del agua, una vez cristalina, se ha visto opacada por la proliferación de algas, afectando tanto la estética como la funcionalidad del Mar Menor. La biodiversidad ha sufrido pérdidas significativas, impactando a especies de peces, crustáceos y aves acuáticas que dependen del ecosistema para su supervivencia.

La comunidad local y los defensores del medio ambiente han alzado sus voces, exigiendo medidas urgentes y efectivas para abordar las causas fundamentales de la crisis. Se han propuesto regulaciones más estrictas para el uso de fertilizantes y se han implementado proyectos para mejorar la gestión del agua y reducir la entrada de nutrientes al mar.


  Imagen cedida por “SOS Mar Menor”

Según fuentes científicas como el Miteco (Ministerio de Transición Ecológica), la cantidad de vertidos que anualmente acaban en el Mar Menor ascienden hasta más de 3.500 toneladas (elevando a 26’5 hm3) tratándose sólo de nitratos, aunque para muchos esta cifra está muy lejos de la real. Cantidad de nitratos de los cuáles más del 85% provienen de la agricultura de la zona. IEO-CSIC. 2022. Informe parcial de resultados del muestreo realizado en septiembre de 2022. Programa de seguimiento del estado del Mar Menor. Centro Oceanográfico de Murcia.

Ante esta situación la actitud de la prensa es vital para hacer llegar al ciudadano toda aquella novedad e información sobre el Mar Menor, por lo que la misión como periodistas desde nuestra perspectiva debe ser ejemplar y sin dejarse influenciar por nada, así parando actitudes como la denuncia de la crisis ambiental, donde muchos medios han denunciado activamente la situación en el Mar Menor, resaltando la eutrofización, la mortandad de peces y la degradación del ecosistema. La cobertura ha puesto de manifiesto las causas fundamentales, incluidos los excesos de nutrientes provenientes de la agricultura y la falta de gestión ambiental.

Además también cabe resaltar nuestra función de watchdog, donde debemos vigilar y denunciar la pasividad de los mandatarios y fomentar la acción gubernamental: La prensa ha desempeñado un papel crucial al ejercer presión sobre las autoridades gubernamentales para tomar medidas efectivas. La visibilidad mediática ha contribuido a la conciencia pública y a la exigencia de soluciones concretas para abordar la crisis en el Mar Menor.

Sin embargo, no todos los medios de comunicación han seguido estas directrices éticas y presuntamente se han dejado influenciar por empresas, ejemplo de esto es lo que los cuenta Isabel Rubio, coordinadora de “Pacto por el Mar Menor” cuando nos habla de la “Fundación Ingenio”, a quienes acusa de ofrecer falsas declaraciones y difundir actitudes irresponsables: “Desgraciadamente entidades como la Fundación Ingenio está haciendo mucho daño a través de las declaraciones de sus responsables y de la publicidad pagada en diferentes medios de comunicación como en el diario La Opinión. Destinan ingentes cantidades de dinero para desviar la atención del verdadero origen del problema que es según la comunidad científica: la agricultura intensiva de su cuenca vertiente”.

  “Imagen cedida por Pacto por el Mar Menor”

Ante esta situación tan devastadora la gente decidió decir basta, y saltar a la calle, dándose una de las manifestaciones más recordada y con más aglomeración de la historia de nuestra región, cuando en octubre del año 2019 alrededor de 55.000 personas gritaron “No quiero un mar muerto”, en las calles más importantes de Cartagena.

La población pidió que se asuman responsabilidades y que sobre todo que se tomaran medidas para que la situación no empeorase más de lo que ya estaba.

Imagen cedida por “SOS Mar Menor”


Los datos reflejan que en la actualidad las medidas que se están tomando están mejorando la salud de nuestra laguna, pero quizás no son todo lo eficaces que podrían ser ni se usan todas las herramientas posibles para recuperar lo máximo posible este entorno.

Para profundizar más sobre este tema he tenido el placer de hablar con un vecino de Los Urrutias, graduado en Ingeniería Industrial en la UPCT y su trabajo de final de máster ue el ganador de la XIII edición de los Premios TFM. Él es Antonio Martínez y su sistema SISMA, ha sido probado con éxito en La Manga y la Albufera de Valencia pero espera todavía turno para ser aplicado en el Mar Menor:

“SISMA es mi proyecto de final de máster y consiste en un sistema filtrador y extractor de fangos es capaz de limpiar el agua sin dañar el fondo marino”, asegura Antonio, además

 

 comenta que su proyecto ya ha sido probado académicamente en La Manga y oficialmente en la Comunidad Valenciana, sin embargo se resigna al explicar que sigue esperando a que nuestro gobierno murciano le autorice a utilizarlo en los fondos del Mar Menor”.

Imagen cedida por Antonio Martínez desde sus redes sociales de una entrevista para TVE

Este tipo de herramientas, invenciones y tecnologías aplicadas al entorno son un faro de luz para la gran laguna salada, sin embargo, la visión de futuro que se tiene sobre el Mar Menor es un tanto negativa, sobre todo cuando se habla con gente de la zona, personas a las que no les hace falta ver las últimas noticias sobre el estado del Mar Menor, porque solo tienen que asomarse a la ventana de su hogar, gente que su trabajo, su casa y su vida dependen de este mar, para conocer más sobre este punto de vista me he puesto en contacto con Antonio Ros, un antiguo compañero de clase descendiente de la familia fundadora del Clun Náutico de Los Nietos, pedanía de la zona. Antonio resumidamente me trasladó una sensación un tanto pesimista para el futuro, me comentó que a pesar de que Los Nietos nunca ha sido un pueblo especialmente turístico, en los meses de verano la actividad pesquera destacaba y atraía muchos visitantes, sin embargo, en los últimos años hasta esa actividad ha ido decreciendo por la poca calidad de las aguas y por lo tanto, disminución de turistas, suponiendo pérdidas económicas para toda la zona.

A pesar de la herencia de pescadores que han tejido sus tradiciones a lo largo de generaciones, el Mar Menor enfrenta retos significativos. El exceso de nutrientes, la urbanización desmesurada y cambios en los patrones climáticos han dejado una marca indeleble en este ecosistema frágil. La historia del Mar Menor se convierte así en un cuento de la relación intrincada entre el hombre y la naturaleza, entre la sostenibilidad ancestral y los desafíos modernos.

El cierre de esta narrativa nos lleva a reflexionar sobre la fragilidad de nuestros entornos naturales y el papel crucial que desempeñamos en su preservación. La lucha por la conservación se ha visto reflejada en la denuncia activa de la prensa, que ha ejercido su rol de watchdog presionando a las autoridades para tomar medidas. Sin embargo, la realidad ha evidenciado influencias externas y desafíos persistentes, destacando la necesidad de un cambio de actitud colectivo.

 

 La población, consciente de la urgencia, ha alzado la voz en manifestaciones multitudinarias, exigiendo responsabilidad y acción. A pesar de medidas que han mejorado la salud de la laguna, aún queda un largo camino por recorrer. Innovaciones como el sistema SISMA ofrecen esperanza, pero la burocracia y la falta de aplicación plena revelan obstáculos.

El Mar Menor, testigo de la historia y protagonista de una crisis ambiental, nos insta a repensar nuestro impacto en los ecosistemas y a trabajar juntos para recuperar y preservar este valioso tesoro. La esperanza reside en la capacidad de la sociedad, científicos, innovadores y autoridades para cambiar el rumbo y escribir un nuevo capítulo en la historia del Mar Menor, donde la sostenibilidad y el respeto por la naturaleza guíen nuestro camino hacia un futuro más saludable y equilibrado.



Jorge Rosa García

 

 •Bibliografía y referencias:

https://canalmarmenor.carm.es/el-mar-menor/sobre-el-mar-menor/

Ley 3/2020 de 27 de julio, de recuperación y protección del Mar Menor.

https://marmenormarmayor.es/mar-menor/valores-y-amenazas.html

Ley 4/2021 de recuperación y protección del Mar Menor.

https://www.miteco.gob.es/content/dam/miteco/es/ministerio/planes-estrategias/mar-menor/2 20930informeieo_septiembre_2022_tcm30-560651.pdf

González, R. P. (2020, 22 abril). El bombeo del albujón en la debacle del Mar Menor. La Verdad.

https://theobjective.com/sociedad/medioambiente/2022-04-27/mar-menor-eutrofizacion/?am p

https://sosmarmenor.org

https://pactoporelmarmenor.blogspot.com/?m=1

Problemática actual. (s. f.). Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Works, E. (s. f.). Soluciones científicas para el mar menor.

https://www.ieo.es

https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/desastre-mar-menor-historia-colapso-ambien tal-que-pudo-haberse-evitado_17247

https://www.wwf.es/nuestro_trabajo/oceanos/marmenor/

https://www.asociacionanse.org

https://www.carm.es/web/pagina?IDCONTENIDO=1&IDTIPO=180

http://dspace.umh.es/bitstream/11000/4289/1/TFG%20Marco%20Dos%20%20Santos%2c% 20Gema.pdf

http://www.cienciacierta.uadec.mx/2016/09/26/eutrofizacion-una-vision-general/

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